Una mala hierba que merece estimación y cuidados por sus múltiples cualidades benéficas
Quienes han tenido la satisfacción de haber crecido en el campo, de seguro que sufrieron los rigores de las ortigas al correr por los prados y andar husmeando desaprensivamente entre los matorrales, o al recibir los severos castigos de los padres.
– Si está portándose mal el chico, dale una buena ortigada… y verás como se compone!, decian nuestros abuelos.
Saludable castigo el con ortigas, sin quererlo se les estaba protegiendo para que el día de mañana no vayan a padecer reuma. Los pinchacillos de esta planta provocan en el cuerpo una vigorosa reaccíon nerviosa y circulatoria y fiebre artificial benéfica para descongestionar los órganos internos.
Esta mala hiera para muchos, es una planta muy útil y merece ser estimada y cuidada debido a las multiples propiedades de sus hojas, flores y raíces.
Propiedades y usos:
Las hojas y flores, tanto de la ortiga mayor o negra de hojas grandes, como de la menor o blanca de hojas pequeñas, contienen toxina, histamina, ácido fórmico, ácido carbónico, mucílago, amoníaco, sales minerales (especialmente hierro), clorofila, glucoquinina, vitamina C; promueven la eliminación del ácido úrico y estimulan el metabolismo. Sus raíces contienen tanino y sales minerales, y poseen un efecto astringente.
La ortiga es hemostática, diurética, antigotosa, depurativa, estimulante del estómago, de los intestinos y el páncreas; purifica la sangre. Es excelente en la hidropesía; combate la escrofulosis en los niños; muy recomendable para las digestiones débiles y los catarros respiratorios. Controla las perturbaciones funcionales de la matriz; mejora las menstruaciones; cura las hemorroides, las úlceras; evita la caida del cabello. La raíz se la usa con mucho éxito para toda clase de hemorragias, especialmente del útero
El Padre Tadeo de Visent y Manuel Lezaeta Acharán (dos famosos y reconocidos curadores) recomiendan ortigaduras del cuerpo seguidas de fricciones de agua fria para estimular la circulación, purificar la sangre y fortalecer los nervios. Ellos aconsejan este tramamiento a personas anémicas, a los ancianos, tísicos, asmáticos. Es un buen recurso en casos de pulmonía, bronconeumonía, parálisis, afecciones cerebrales y meningitis.
Recetas:
En infusión se utilizan uno a dos puñados de hojas tiernas y flores por cada litro de agua. Tomar tres tazas por día. Es una buena medicina para la artritis. Las decocciones se preparan haciendo hervir durante 10 a 15 minutos unos 100 gramos de hojas y flores por cada litro de agua. Para combatir la gota y el reumatismo, beber tres o cuatro tazas al día.
La decocción de raíces frescas y limpias, que se obtiene haciendo hervir un puñado por litro de agua, durante 5 a 10 minutos, tiene efectos diuréticos, depurativos y reconstituyentes. Tambien controla la hemorroides. Tomar tres tazas al día.
El zumo de ortigas se obtiene machacando las hojas y flores. Luego se las cuela en un pedazo de lino fino y se las exprime, retorciendo la tela entre las manos hasta extraer todo el líquido posible. El zumo es recomendado para detener la hemorragia de la nariz, con torundas de algodón mojado. Para las hemorragias de utero se recomienda tomar 75 gramos de zumo en la mañana y tarde.
Usos en veterinara:
Se recomienda alimentar a los caballos con un poco de ortigas frescas añadiendo al pienso diario. Así adquieren un aspecto sano y vivaz y un pelaje reluciente. Mezclando ortiga picada en el alimento de las gallinas, éstas engordan y aumentan la producción de huevos
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Editorial Agricola